Ya llegó de nuevo la época del año en la que se llenan las estanterías de los supermercados con dulces y adornos navideños. Y no importa que aquí, en una parte calidad y costera de España, haga todavía calor. Todos hemos comprado ya un turrón o un algún Papá Noel de chocolate, así como el calendario de Adviento, puesto que pronto hay que empezar a abrir la primera puertita. Es curioso ver cómo se mezclan las tradiciones cada vez más. En Europa ya estamos celebrando Halloween con la misma euforia que los norteamericanos.

Cuando hablo con mi familia y amigos de Alemania, me cuentan que ya están quedando para ir al mercado navideño para beber Glühwein (vino caliente); y aseguro que sabe mejor de lo que suena. La época navideña en Alemania la asocio con frio, lagos congelados para ir a patinar y un aroma de canela y galletas recién hechas. Mientras que mis amigos en Alemania intentan entrar en calor bebiendo Glühwein, yo, el pasado fin de semana, disfruté del sol y de una caminata en el paseo de la playa. Pero el clima cálido no significa que no haya espíritu navideño, porque aquí también podemos disfrutar de una feria de Navidad (aunque no sea igual que los mercados navideños en Alemania). Adaptarse a las costumbres de España en esta época resulta igual de interesante: las pastelerías se lucen con dulces de Navidad, y el jamón, los quesos e ibéricos de las cestas de Navidad tampoco pueden faltar en los hogares españoles.

Las costumbres se mezclan, y no hay nada de malo en ello. Yo estoy preparada: tengo un calendario de Adviento y espero con ansia la llegada de San Nicolás el día 6 de diciembre. En Alemania todos los niños, y seguramente algún adulto, ponen una noche antes su bota limpia y reluciente en la entrada para que Nikolaus la llene de chocolate, frutos secos, mandarinas y, con suerte, les deje algún regalito. En España, no se suele festejar; no obstante, mi bota se llena, por obra de magia, todos los años con dulces y pequeños regalos. Luego llega la Nochebuena y la Navidad; y lo mismo da, si estás en España o en Alemania. Se trata de estar rodeado de los tuyos, de regalos y una cantidad de comida que podría alimentar a un ejército entero, sin contar los montones de dulces que parecen no terminarse nunca.

Sin embargo, hay una diferencia más significativa: la elección del árbol de Navidad perfecto en Alemania es crucial. Y no hablo de un árbol de plástico, sino de un abeto de verdad. Elegir el adecuado para tu hogar es todo un ritual en Alemania. Luego no dura mucho, pues, a finales de diciembre, se ha terminado la época navideña para la mayoría de los alemanes. En cambio, en España, los niños (y adultos) siguen esperando con ansia la cabalgata de los Reyes Magos el 5 de enero para recibir, a la mañana siguiente, sus regalos «grandes».

Pero al menos, los que han crecido entre estas dos culturas maravillosas celebran desde la noche del 5 de diciembre hasta el 6 de enero. ¿Y por qué no? Hoy en día, las distancias ya no son un obstáculo. Las posibilidades de viajar a otros países son mucho más fáciles ahora que antes. Y, el hecho de que podamos buscar para nosotros una vida mejor en otro sitio, no significa que debemos renunciar a nuestras costumbres. Debemos respetar las creencias, la cultura y la mentalidad de otros países y religiones. Hay que tener la mentalidad abierta. En Diction se juntan unas cuantas culturas distintas, y es hermoso aprender de ellas. El respeto mutuo es importante, independiente de la religión que seamos, más en los tiempos que corren.

Magali Jordan